25 de septiembre de 2025

«Parecemos neandertales»

Pinturas rupestres atribuidas a neandertales en la cueva de La Pasiega // P. Saura

El otro día estaba yendo a un concierto en el metro de Barcelona cuando vi a dos chicas cargando con unas sillas del IKEA. Entrando en el vagón en el que yo estaba, al haber mucha gente, se tuvieron que poner los muebles encima de la cabeza y una de ellas le dijo a la otra riendo: «parecemos neandertales». Mis buenos modales me impidieron no hacer una charla de antropología allí al medio pero noté mi enfado por el hecho de que los nombres de estos homos sean utilizados tan negativamente, y quiero intentar averiguar por qué hay una imagen tan cruel de estos grupos y argumentar que, quizás, no eran tan salvajes como nos pensamos. 

La narración de la prehistoria es difícil ya desde un principio porque es un periodo histórico descubierto muy recientemente, a finales del siglo XIX. Esos hombres blancos victorianos que empezaron a excavar yacimientos no tenían una posición muy neutral y científica de lo que iban encontrando, sino que simplemente aplicaban las relaciones que se vivían en sus pequeños círculos burgueses y lo plasmaban en estas sociedades paleolíticas: obviamente que estos homos vivían en familias monogámicas heteronormativas, obviamente que las mujeres se quedaban dentro de la cuevita mientras que el hombre iba a cazar con sus colegas y seguro que celebraban la navidad aunque Jesús no había nacido. Lo que quiero ilustrar es el hecho de que la prehistoria fue un instrumento político para justificar el statu quo existente. 

Imagen del neandertal de La Chapelle-aux-Saints, publicada en L’Illustration en 1909, obra de Frantisek Kupka asesorado por Marcellin Boule. Museo de la Evolución Humana. Foto: Roberto Sáez

El verdadero conflicto viene cuando los homos sapiens nos enteramos de que… ¡estos huesos que hemos encontrado no parecen los de los humanos modernos, son más pequeñitos, más robustos! Concretamente, en 1864, William King les da a estos huesos un nombre: el homo neandertal. Eso es desconcertante, porque quiere decir que el sapiens no es el único rey del mambo que pasó de mono a humano, sino que nos encontramos con una red de diferentes especies que tenían nuestras mismas características y que también evolucionaron de los primates !Qué miedo le da al humano moderno está concepción!. Entonces en la cultura veo cómo se integran a estos homínidos como criaturas menores, como literalmente tontos que no sobrevivieron porque no quisieron. 

Ahora me toca adoptar el papel de abogado de estos grupos no sapiens, y traigo la evidencia en forma de los recientes estudios sobre estas poblaciones y las nuevas interpretaciones: los neandertales tenían una capacidad craneal más grande que los sapiens. Eso no quiere decir que fueran más listos, pero sí que tenían una capacidad emocional brutal de empatía y solidaridad con los miembros de su entorno; nos encontramos con seres que cuidan de sus ancianos, que se protegen los unos a otros, que hacen música, que sienten  el duelo a partir de los numerosos enterramientos que excavan, que tienen pensamiento simbólico, que tienen fuego, armas, lenguaje… El Neandertal tonto, ¡qué timo!

Lo que es mucho más interesante es el descubrimiento en los años noventa de la existencia de un genoma Neandertal que conforma entre el 1 y el 4 % del código genético de los humanos modernos que viven hoy en día en Europa y Asia. Eso sacudió el mundo entero porque mostraba la posibilidad de una hibridación con estos homínidos pero, sobre todo, la presencia de rasgos de estos grupos en nuestra forma actual, por lo tanto, si parecemos neandertales es porque en parte lo somos. Eso pone la mirada en la evolución humana no como una escalera pero más como un árbol que va trazando sus ramas en distintas especias, y que no hay razón para marginalizar en el relato antropológico grupos de homínidos cuando es gracias a ellos que hoy en día somos de la forma que somos.

genoma neandertal

Por lo tanto, lo que yo veo son grupos no tan diferentes a nosotros, incluso más novedosos en algunas de las prácticas que utilizan que los primeros sapiens, lo que nos tiene que hacer pensar y reflexionar sobre la forma en que, queramos o no admitirlo, los humanos de hoy en día no somos especiales ni tenemos características que nos hacen mejores, solo que fuimos los tipos con suerte que no nos extinguimos y que ahora mismo estamos aquí para narrar las vidas de estos homínidos desvanecidos del hilo de la historia. 

Por Martina

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