Este sábado caducó la primera fase de la tregua pactada entre Israel y Hamas. Puntualmente, al no haberse producido un acuerdo para la entrada en la llamada segunda fase de la tregua, los tropas israelíes han vuelto a bloquear la entrada de ayudas humanitarias a la franja de Gaza, volviendo a poner en peligro a la poblacion gazatí, y si no se llega a un acuerdo en los próximos días, la guerra volvera a estallar, y más muertos se sumaran a las 48000 víctimas asesinadas por Israel.
La segunda fase de la tregua es parte de un plan propuesto por USA, Egipto y Catar (los principales mediadores en este conflicto). Esta tregua, propuesta en mayo de 2024 por USA, Egipto y Catar, aprobada por el Consejo de Seguridad de la ONU en la resolución 2735, y finalmente aceptada, al menos en su primera fase, por Israel y Hamás el pasado 15 de enero, estaba dividida en dos fases. La primera de estas preveía la liberación de 33 rehenes, en primer lugar mujeres y niños, una tregua de 40 días, la liberación de 1800 prisioneros palestinos y la apertura de la frontera entre Gaza y Egipto para permitir la entrada de ayudas humanitarias a la Franja.
En teoría, durante los 40 días de duración de la tregua se debería haber negociado la segunda fase de la tregua, que preveía la liberación de todos los rehenes todavía prisioneros de Hamás, la restitución de todos los cuerpos de los rehenes fallecidos, la liberación de aún más prisioneros palestinos, la retirada del ejército Israelí de los territorios ocupados, y del corredor Saladino, denominado por el ejército Israelí como corredor Filadelfia (franja que divide Gaza desde Egipto, y que es una parada obligada para los camiones con ayudas humanitarias destinadas a la población gazatí), y el fin definitivo de la guerra. En la práctica Israel, plenamente apoyado por el nuevo gobierno americano, ha propuesto un plan diferente, denominado Witkoff, por el enviado estadounidense en Oriente Medio que lo planteó. Este prevé la extensión de la tregua por otras seis semanas (durante el Ramadán y la Pascua judía) a cambio del intercambio de más prisioneros, sin un compromiso claro de, al concluirse las seis semanas, avanzar hacia el final definitivo de la guerra.

El rechazo por parte de Hamas de este plan, decorado inaceptable, y por otro lado del gobierno Israelita de aceptar lo propuesto en el plan original, es lo que está generando el actual aumento de las tensiones entre los dos bandos beligerantes, que no parecen inclinados a ceder a las demandas recíprocas. Señaló Mahmoud Mardawi, alto cargo de Hamás, que: “La segunda fase del acuerdo se debe implementar, incluidas las negociaciones para un alto el fuego permanente, la retirada completa, la reconstrucción y después la liberación de prisioneros”.
Parece evidente que el objetivo de Israel con este nuevo plan es liberar el máximo de rehenes posibles, para mantener estable su frente interno, sin por otro lado comprometerse a retirar sus tropas del territorio gazatí. Es decir, retrasar indefinidamente el fin definitivo de las hostilidades, sin ninguna aseguración de que, al transcurrir el tiempo de la tregua, no vuelvan a iniciar su guerra para la eliminación de Hamás y la colonización del territorio de la Franja de Gaza.
Además, parece necesario recalcar que la tregua, aunque teóricamente preveía la suspensión total de todas las iniciativas militares por parte de los dos bandos, ha sido múltiples veces violada por el ejército israelita, acusado por Hamás de haber provocado la muerte, en estos días de teórico alto al fuego, de 98 gazatíes, y de haber herido otros 490. Nada hace pensar que, incluso si Hamás llegase a aceptar el nuevo acuerdo propuesto por Israel, los abusos y la violencia sobre el pueblo palestino en Gaza se detendrían. Israel y sus gobernantes están demostrando una vez más que su principal interés no es el fin de la guerra, la liberación de los rehenes o incluso la destrucción de Hamás, sino la eliminación del pueblo palestino y la colonización de sus territorios.